miércoles, 26 de noviembre de 2014

El serio y rico hombre de negocios.

Érase una vez un rico hombre de negocios. Trabajaba como asesor en la junta directiva de una gran empresa farmacéutica, gracias a ser también, uno de los principales accionistas de la misma.

Un día se celebró una importante reunión: Se discutía sobre la estrategia de la empresa para los próximos años. La decisión más importante era sin duda la cantidad de dinero que se iba a destinar a la investigación de medicamentos para enfermedades de corta duración con respecto a las más rentables que son las enfermedades que se vuelven crónicas.

Otro orden del día era si se iba a destinar, aunque fuera poco, a la investigación de enfermedades "raras", que afectaban a pocas personas y por lo tanto de escasa o nula rentabilidad.

También se tenía que dejar claro si la empresa iba a luchar por curar las enfermedades crónicas o si iba a limitarse a fabricar los tratamientos para los síntomas de estos enfermos.

Él era un hombre serio [como diría el principito], y estaba más que convencido que cuales son las cosas importantes, así que no dudó ni un momento a la hora de la votación final. Todas las decisiones estaban en el aire porque había mucha igualdad entre los que se decantaban por unas opciones y por otras, pero gracias al voto final de nuestro rico hombre de negocios, la empresa se limitaría los próximos años a las investigaciones más rentables. No se invertiría nada en enfermedades de corta duración, ni un solo euro para enfermedades "raras" y nada de buscar curas para enfermedades crónicas, solo tratamientos sintomáticos.

Así pasaron unos años, hasta que nuestro rico hombre de negocios dejó su trabajo activo en la empresa y se quedó solo como accionista. Iba a tener a su primer nieto y había pasado tanto tiempo trabajando en su vida que apenas había disfrutado de estar con su mujer y su única hija.

Su sorpresa empezó al nacer su nieto, ya que fue diagnosticado rápidamente de progeria de Hutchinson-Gilford, una enfermedad "rara" que afecta a muy poca población y que provoca envejecimiento prematuro. Al mes siguiente su mujer tuvo que ser ingresada: Una gripe que no terminaba de curarse se convirtió en neumonía. Está se complicó con insuficiencia respiratoria y derrame pleural. Cuando quisieron darla cuidados intensivos era demasiado tarde. Su mujer había fallecido. Su hija estaba totalmente hundida: Su madre había muerto y su hijo viviría poco tiempo, y con mala salud. Del disgusto nuestro serio y rico hombre de negocios sufrió un desmayo. Al despertar los médicos le informaron que había sufrido un shock insulínico, y que sería diabético insulinodependiente para el resto de su vida.

Tras el entierro fue a su casa, que parecía más grande, silenciosa e impersonal que nunca. Tenía una carta de su banco, y casi por inercia la abrió y comenzó a leerla. Se cumplían cinco años desde el cambio de rumbo de la empresa y tras cerrar el año fiscal estaban repartiendo los jugosos beneficios entre sus accionistas. Se alegraban mucho de ingresarle 101 millones de euros en su cuenta de Suiza.

Nuestro rico hombre de negocios era un hombre muy serio, sabía lo que era importante. Ahora miraba aquellos ceros en el extracto de su cuenta corriente.


jueves, 20 de noviembre de 2014

¿Qué le dice una neurona a otra?

Con este título parece que voy a contar un chiste... ; - )

A menudo utilizo mis neuronas para pensar sobre las neuronas.

He hecho algunas actividades y leído algunos libros que hablan sobre el gran misterio de funcionamiento cerebral, y me he dado cuenta de que a pesar que estamos solo empezando se sabe mucho más de lo que en principio se puede suponer.

Desde que el gran Cajal consiguiera teñir y observar la primera neurona que fuimos capaces de ver nítidamente se han hecho avances que nos han permitido saber que existen un ingente número de neuronas que se interconectan creando circuitos. Nos han permitido saber que son capaces de crear pequeñas diferencias de potencial que desencadenan corrientes eléctricas a través de las cuales se envía la información de una neurona a otra. Sabemos que las neuronas no se tocan... en el espacio de unión de una con otra se segregan y captan sustancias químicas neurotransmisoras. Los estudios sobre anatomía cerebral son impresionantes, y revelan una de las mayores potencias con las que cuentan nuestros sistemas nerviosos centrales: su plasticidad. Los diferentes órganos que se encargan de funciones específicas han sido localizados, y una vez más nos sorprendemos al darnos cuenta de la gran deslocalización de la actividad ante acciones cotidianas. La comunicación con el resto del cuerpo, la espina dorsal, la posición tan especial que ocupa como órgano dentro de nuestro propio cuerpo, etc... tantas y tantas cosas con las que quedarnos atónitos. Incluso está en marcha el proyecto brain para conseguir el conectoma, el mapa completo de las conexiones neuronales.

Ante todo este panorama surgido de innumerables estudios e investigaciones he caído en una cuenta: Todo lo que se estudia hace referencia a cómo suceden las cosas: Cómo habla una neurona con otra, cómo ocurre tal cosa o tal otra, etc. Sabemos bastante sobre los procesos físico-químicos que contestan a estas preguntas, pero yo tengo otra ¿Qué se dicen las neuronas?

Potencial de acción, canales de calcio, sinapsis... todo habla sobre cómo hablan las neuronas, pero yo creo que debería haber una especialidad en el estudio del cerebro que buscara el lenguaje que usan estas para representar información, qué se preocuparan de qué se están diciendo y como se codifica una idea o un recuerdo en ese sistema lógico de representación de información.

Solo investigamos el hardware de nuestro cerebro, pero deberíamos preocuparnos por saber más acerca de su software.

No creo que sea pronto para esta labor. Yo mismo en mi absoluta y atrevida ignorancia puedo intentar formular alguna hipótesis aunque sea heurística: Todas las neuronas aparentan trabajar con el mismo esquema químico, luego parece que todas ellas hablan el mismo idioma. Aunque solo a bajo nivel, es decir, todas las máquinas informáticas del mundo hablan el mismo idioma, el binario, pero a partir de ahí todo el software que crece sobre ese idioma puede ser muy muy distinto de una máquina a otra. Quizá suceda igual.

Una vez un amigo me dijo que se puede hacer tantos símiles entre informática y nuestros sistemas nerviosos porque estos están diseñados por nosotros a su imagen y semejanza... pero sigo pensando que hay más. Pretendemos un objetivo común, el de manejar información y lo conseguimos con sistemas diferentes, pero que sospechosamente cada vez se parecen más (sí, es cierto que estamos aún lejos de poder compararlos en algunos aspectos).

Seguiré pensado en neuronas usando neuronas... y en el lenguaje que usan las neuronas, precisamente utilizándolo... ¡¡qué paradoja!!!