martes, 13 de noviembre de 2012

¿Hablas niño?

Durante esta semana de la ciencia 2012 me he encontrado dos situaciones que han venido a confirmar algo que tenía en mi cabeza y que ha terminado en este post , - )

He visto a un catedrático en robótica (bastante joven, por cierto) que ante la pregunta de un emocionado chaval, de unos 10 años, contestó en el lenguaje académico al que está acostumbrado del que poco podía entender aquel niño (que por cierto, al más puro estilo principito, no renunció a su pregunta)

Hoy un astrobiólogo nos comentaba que ponen a los chavales de instituto en el papel de un científico a los mandos de un radiotelescopio para enseñarles de forma práctica qué es la ciencia.

Creo, y cada vez más firmemente, que tenemos una riqueza ante nuestros ojos que no explotamos ni utilizamos en medida alguna. La imaginación de los niños.

Los niños, cada uno en su edad, tienen una capacidad imaginativa que simplemente es imposible en un adulto. Cada norma, cada paso, cada percepción ha construido un modelo más o menos rígido de la realidad en nuestras cabezas, que limita nuestras fronteras por muy amplias que estas sean. Ellos no. Para ellos no hay diferencia entre lo alcanzable y lo que no lo es. Ahí está el diamante, ahí está la riqueza. Su fuerza imaginativa no es que no tenga límites, es que no conoce lo que es un límite.

Su aplicación práctica podría llegar a los más variados ámbitos. Puede sonar de risa, pero su opinión ante los problemas comunes de una empresa, de un partido político, de un ayuntamiento, de cualquier tema relacionado con I+D+I podría ser tenida en cuenta y enriquecería la diversidad que nosotros mismos, por ser adultos, limitamos.

Evidentemente no podemos esperar raciocinio, no podemos esperar cordura, para eso ya estamos nosotros, lo que si nos enriquecería sería su imaginación.

Este recurso parece a nuestro alcance, pero llegar a él presenta una dificultad: El lenguaje. Los niños y adolescentes, desde 0 hasta X (siendo x la edad a la que le considerarías un adulto) van aprendiendo y adoptando distintas formas de comunicación, lenguajes, que no son el nuestro. Si queremos disfrutar de la rica imaginación de los niños tenemos, nosotros, que aprender (o re-aprender) a hablar sus lenguajes. Desde el que tiene un bebé recién nacido, pasando por el que "hablan" los niños menores de 1 años, después el que utilizan cada una de sus etapas de desarrollo cognitivo.

Quizá de esta manera podría ser un niño el que diera con una definición más precisa de lo que es la vida, que podría utilizar nuestro amigo astrobiólogo, o dar alguna idea genial de como programar un robot humanoide para que juegue mejor al fútbol.

¿Te apuntas a la escuela de idiomas para aprender niño? ; - )

No hay comentarios:

Publicar un comentario