jueves, 4 de febrero de 2010

Moto

Salviati:

Muchas veces me he preguntado que es una moto, por que la uso a diario y porque me siento mal cuando paso demasiado tiempo sin llevarla.

Cuando vas a usar tu moto, lo primero que te asalta es una suave mezcla de felicidad y nerviosismo que pronto pasa a ser felicidad y grandeza al montar sobre ella y arrancarla. Al ponerte en marcha tus manos se prolongan hasta el suelo a través de su horquilla, tocando la carretera con la palma del neumático. Tus pies, firmes en los estribos, y tu columna vertebral pasan a formar parte de su tren trasero, sintiendo tuyo su agarre sobre el asfalto. De pronto, sin darte cuenta, tienes un solo cuerpo, pero mitad carne mitad metal y tienes una impresionante capacidad para desplazarte, girar, tumbar, acelerar, frenar, ir. La conexión es tal, que puedes llevar las riendas y conducir con muñecas, codos, hombros, cabeza, espalda, pecho, rodillas, pies. Cualquier sutil movimiento decide tu dirección. La precisión de tus manos marca tu ritmo.

La moto no es un mundo, es un universo. Racing, Custom, Trial, Cross, Enduro, Scooter, Supermotard, Turismo, y tantos otros… son planetas muy distintos en los que habitan seres muy diferentes, con monturas que nada tienen que ver unas con otras, pero todos tenemos algo en común, estamos enganchados a las sensaciones que provocan, y como drogodependientes de adrenalina, no podemos dejar de montarlas a pesar de ser conscientes de que son malas para la salud.

¿Que es un motorista? Será una persona que enfundada en su mono de cuero lleva al límite su montura con más de un caballo de potencia por kilo de peso, reventando el crono en un circuito de velocidad, o tal vez el sesentón renegado que, barbas al viento, suelta el manillar de su Harley para extender los brazos hacia el cielo. Será quizá a quien le gusta asustar cabras con su rompeterrones por encima de las piedras de una montaña. O por el contrario es el acaudalado propietario de un turismo, que atado a su corbata consume kilómetros tranquilamente hacia su oficina. Soy motorista, no porque tenga moto y la use, sino porque no pasa un solo día sin pensar en ellas.

¿Qué puede hacer que una persona cuerda se sorprenda sonriendo, cuando, tiritando de frío, descubra que el agua del derretirse la nieve está colándose imparable por las costuras de sus ropas, mientras mantiene la velocidad y se arrima fuerte a su moto, conduciendo sin parar bajo una ventisca de las de verdad? ¿Qué puede hacer saltar las lágrimas tan solo por la impresión de un atardecer en un viaje en solitario? ¿Qué puede unir más a dos mentes, que tras 600 kilómetros de montar juntas tienen un solo pensar? ¿Qué puede hacerte sentir el miedo que hace falta para comprender la suerte que tienes de seguir vivo? Montar en moto.

El fin no es llegar, el fin es ir.

2 comentarios:

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  2. Es verdad que sólo se vive una vez y hay que intentar disfrutar de aquello que nos hace feliz. Te hace feliz conducir tu moto, viajar a lugares desconocidos y contemplar la belleza de la moto en la carretera. Te hace feliz un atardecer, te hace feliz el ir más que el llegar. ¿Sabes lo que me hace feliz? Verte cada día, compartir mi única vida contigo y con nuestros hijos. Sin embargo es incompatible esta felicidad, porque cada mañana que arrancas tu moto no sé si volverás y me pregunto si esta angustia para mí y para mis hijos es justa. No seré yo quien te diga que no disfrutes de tu moto, pero ¿hasta donde te compensa esa felicidad subido en la moto? 3.

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